Cae
más pronto un hablador que un cojo.
Introducción:
Cierto
día un investigador adventista, maestro de la verdad impresa y ministro del
evangelio, comentaba a manera de charla con un servidor, que el cerebro, con
sus millones de millones de conexiones neuronales llamadas “Sinapsis”, podía
echar a volar el sueño más ambicioso o bien, darle por los suelos de la forma
más sencilla, - muchas veces -, decía el, - podemos realizar los proyectos más
elaborados paso a paso en nuestra mente, incluso relatándolos al que esté
frente a nosotros con elocuencia y precisión matemática -, añadía además, - sin
embargo, esa mente maravillosa que el Señor nos ha dado, ya ha ejecutado el
plan por si solo y en ese mismo instante, descartándolo de llevarlo a cabo en
la realidad, él mismo ya lo ejecutó y no ve necesario dar un paso más para
llevarlo a cabo en el mundo real -, pareciera que el ministro daba al clavo en
este punto, pareciera que el maestro sabía por experiencia propia que, a pesar
de lo buenos que seamos planeando y comentando a medio mundo nuestros
proyectos, finalmente; cae más pronto un hablador que un cojo.
Desarrollo:
Siempre
será saludable atender a los consejos del Señor en la Escritura, con relación
al tema de la oración por ejemplo, Mateo 6:7 nos recuerda que la “multitud” de
palabras sin razón no llevan a ningún sitio, y que muchas veces estaremos más
que perdidos si seguimos “razonando” de esta manera en este tema importante, la
Escritura lo registra así, “Y al orar, no uses vanas repeticiones, como los
gentiles, que piensan que por su PALABRERIA serán oídos”, siempre estaremos
cerca de caer “en la trampa de nuestro razonamiento” si nos mantenemos así,
como simples “habladores” y aún el cojo se mantendrá más firme si confía su
vida en las palabras de aquel que es su galardón, no hablemos por hablar de
Dios, mejor aún, confiemos cada día un poco más en él.
Otro
ejemplo vivo de lo que estamos tratando en esta hora, se encuentra registrado
en el libro de Eclesiastés capítulo 5 verso 2, que parafraseándolo se escucharía
así:
·
No te apresures a hablar por hablar, ni tu
razonamiento se dé prisa en pronunciar palabras que ni tú conoces delante de
Dios, porque Dios el Señor está en el cielo y tú, sencillamente sobre la
tierra, comprendiendo esto entonces, sean pocas tus palabras.
El
sabio Salomón al escribir este texto por inspiración Divina, reconocía que
muchas veces nos encontramos en terreno desconocido, y que el enemigo ha de
aprovechar cada ocasión para entrampar a los hijos de Dios en cualquier medio,
seamos sabios también, sean pocas nuestras palabras y sean dichas con
prudencia, de esta manera, no caeremos jamás.
Cuantas
veces nos hemos encontrado con “Funcionarios del Gobierno” que, en sus
actividades de proselitismo o campañas políticas, crearon castillos de arena
para “nublar” la mente y el horizonte de los votantes en los comicios, es bien
sabido que muchas de esas promesas o “castillos fantásticos” jamás se harán
realidad, al menos por ellos mismos, debiéramos dirigir estos temas a ellos
quizá, con el afán de mejorar y depurar las campañas de mentiras y
“palabrerías” que solamente sirven para engañar a los electores y hacerles caer
en sus periodos de trabajo, por sus argumentos sin sentido ni sustento.
Como
pueblo de Dios, deberíamos atesorar el consejo de Dios registrado en el libro
de Proverbios capítulo 11 verso 14 con la finalidad de avanzar paso a paso con
determinación y seguridad hacia decisiones acertadas que nos permitan asegurar
de alguna manera, el éxito en este difícil proceso de la toma de decisiones, una
vez más el sabio Salomón declara, que; “en la multitud de consejeros, hay
seguridad”, descartando de esta manera el apresurarnos a proferir palabra de
tal modo que “cabemos cisternas” que después no podremos llenar.
Conclusión:
La
realidad es que, las personas que se pasan la vida pregonando, hablando y
diciendo muchas veces “maravillas”, deberían gozar de muy poca credibilidad, o
al menos eso se espera, no hay un razonamiento previo de lo que se desea
comunicar, no existe un raciocinio serio por parte del comunicador y del
mensaje, simplemente sabremos que, “cae más pronto un hablador que un cojo”,
porque sencillamente lo registrado en Mateo 12:34 y Lucas 6:45 una vez más es
cierto, “de la abundancia del corazón, habla la boca”.
Elena
de White concluye y sanciona categóricamente este tema con la siguiente cita:
·
Necesitamos especialmente precavernos de que
nuestra lengua no esté consagrada a Satanás, la lengua que Dios ha dado debe
ser usada para glorificarlo con el habla, a menos que hagamos esto,
directamente seremos un obstáculo para la obra de Dios en este mundo, y con
toda seguridad los castigos del cielo caerán sobre nosotros (MS pág. 95).
Bendiciones.
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