domingo, 16 de junio de 2013

6.2.- Cae más pronto un hablador que un cojo


Cae más pronto un hablador que un cojo.

Introducción:

Cierto día un investigador adventista, maestro de la verdad impresa y ministro del evangelio, comentaba a manera de charla con un servidor, que el cerebro, con sus millones de millones de conexiones neuronales llamadas “Sinapsis”, podía echar a volar el sueño más ambicioso o bien, darle por los suelos de la forma más sencilla, - muchas veces -, decía el, - podemos realizar los proyectos más elaborados paso a paso en nuestra mente, incluso relatándolos al que esté frente a nosotros con elocuencia y precisión matemática -, añadía además, - sin embargo, esa mente maravillosa que el Señor nos ha dado, ya ha ejecutado el plan por si solo y en ese mismo instante, descartándolo de llevarlo a cabo en la realidad, él mismo ya lo ejecutó y no ve necesario dar un paso más para llevarlo a cabo en el mundo real -, pareciera que el ministro daba al clavo en este punto, pareciera que el maestro sabía por experiencia propia que, a pesar de lo buenos que seamos planeando y comentando a medio mundo nuestros proyectos, finalmente; cae más pronto un hablador que un cojo.

Desarrollo:

Siempre será saludable atender a los consejos del Señor en la Escritura, con relación al tema de la oración por ejemplo, Mateo 6:7 nos recuerda que la “multitud” de palabras sin razón no llevan a ningún sitio, y que muchas veces estaremos más que perdidos si seguimos “razonando” de esta manera en este tema importante, la Escritura lo registra así, “Y al orar, no uses vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su PALABRERIA serán oídos”, siempre estaremos cerca de caer “en la trampa de nuestro razonamiento” si nos mantenemos así, como simples “habladores” y aún el cojo se mantendrá más firme si confía su vida en las palabras de aquel que es su galardón, no hablemos por hablar de Dios, mejor aún, confiemos cada día un poco más en él.

Otro ejemplo vivo de lo que estamos tratando en esta hora, se encuentra registrado en el libro de Eclesiastés capítulo 5 verso 2, que parafraseándolo se escucharía así:

·         No te apresures a hablar por hablar, ni tu razonamiento se dé prisa en pronunciar palabras que ni tú conoces delante de Dios, porque Dios el Señor está en el cielo y tú, sencillamente sobre la tierra, comprendiendo esto entonces, sean pocas tus palabras.

El sabio Salomón al escribir este texto por inspiración Divina, reconocía que muchas veces nos encontramos en terreno desconocido, y que el enemigo ha de aprovechar cada ocasión para entrampar a los hijos de Dios en cualquier medio, seamos sabios también, sean pocas nuestras palabras y sean dichas con prudencia, de esta manera, no caeremos jamás.

Cuantas veces nos hemos encontrado con “Funcionarios del Gobierno” que, en sus actividades de proselitismo o campañas políticas, crearon castillos de arena para “nublar” la mente y el horizonte de los votantes en los comicios, es bien sabido que muchas de esas promesas o “castillos fantásticos” jamás se harán realidad, al menos por ellos mismos, debiéramos dirigir estos temas a ellos quizá, con el afán de mejorar y depurar las campañas de mentiras y “palabrerías” que solamente sirven para engañar a los electores y hacerles caer en sus periodos de trabajo, por sus argumentos sin sentido ni sustento.

Como pueblo de Dios, deberíamos atesorar el consejo de Dios registrado en el libro de Proverbios capítulo 11 verso 14 con la finalidad de avanzar paso a paso con determinación y seguridad hacia decisiones acertadas que nos permitan asegurar de alguna manera, el éxito en este difícil proceso de la toma de decisiones, una vez más el sabio Salomón declara, que; “en la multitud de consejeros, hay seguridad”, descartando de esta manera el apresurarnos a proferir palabra de tal modo que “cabemos cisternas” que después no podremos llenar.

Conclusión:

La realidad es que, las personas que se pasan la vida pregonando, hablando y diciendo muchas veces “maravillas”, deberían gozar de muy poca credibilidad, o al menos eso se espera, no hay un razonamiento previo de lo que se desea comunicar, no existe un raciocinio serio por parte del comunicador y del mensaje, simplemente sabremos que, “cae más pronto un hablador que un cojo”, porque sencillamente lo registrado en Mateo 12:34 y Lucas 6:45 una vez más es cierto, “de la abundancia del corazón, habla la boca”.

Elena de White concluye y sanciona categóricamente este tema con la siguiente cita:

·         Necesitamos especialmente precavernos de que nuestra lengua no esté consagrada a Satanás, la lengua que Dios ha dado debe ser usada para glorificarlo con el habla, a menos que hagamos esto, directamente seremos un obstáculo para la obra de Dios en este mundo, y con toda seguridad los castigos del cielo caerán sobre nosotros (MS pág. 95).
 
Bendiciones.

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